sábado, 29 de noviembre de 2008

Pálida luz en las colinas Kazuo Ishiguro


Kazuo Ishiguro

Pálida luz en las colinas (A ple view of hills) es la primera novela que publicó Ishiguro y ya en ell leemos algunas páginas que nos indican cuál va a ser la clave del estilo de este escritor japonés-británico. Estilo claro y limpio, sin ningún alarde retórico. Es un escritor que dibuja personajes inquietantes, con muchísimo recorrido psicológico. Nosotros, los lectores, apenas nos sentimos seguros de estar presenciando los acontecimeintos porque los personajes callan mucho, hay muchos silencios que el narrador nos oculta deliberadamente, incluso algunos sucesos apenas quedan apuntados. El gusto por los detalles ya sabemos que es una constante en la novela oriental, más incluso en la japonesa.

El argumento es muy simple, como dice la contraportada: “Después del suicidio de su hija mayor, Etsuko, una japonesa de cincuenta años instalada en Inglaterra, rememora momentos de su vida. Quizá la explicación de esta tragedia familiar se encuentre agazapada en aquel Japón de los años cincuenta que se recuperaba de las heridas de la guerra y del traumatismo de la bomba atómica... En la memoria de Etsuko aparece de forma obsesiva, recurrente la imagen de otra mujer, Sachiko, una amiga y vecina que vivía sola con su hija Mariko. Dos personajes enigmáticos, a cuál más inquietante. La pequeña Mariko parece haber vivido una cruel y dolorosa experiencia, que reduce a la nada, tanto para ella como para su madre, la esperanza de una vida tranquila, lejos de las ataduras de la rígida tradición japonesa. La relación ambigua de Etsuko con Sachiko y Mariko está en el centro del enigma del libro. ¿El examen del pasado conseguirá exorcizar los demonios del presente?”

El centro del libro es el relato del pasado, pero las pocas páginas que se refieren al presente son también enigmáticas. Una hija de Etsuko se ha suicidado (¿otro suicidio de una joven japonesa?) y días después de la inhumación, su hermana visita a su madre. La complicada relación entre las tres es fruto de una vida rota, entre otras cosas, por el traslado de la madre a Inglaterra, no queda claro si ya con un nuevo marido o eso sucede en Inglaterra. Las hemanas no tiene relación, la madre lucha por mantener un hilo con su hija, siempre a la defensiva. Este panorama se va entrelazando con el recuerdo de la vecina y su hija, ambas también enigmáticas y con una relación muy particular. Ese raro equilibrio es lo que produce desasosiego en el lector, a mí particularmente. Sin embargo, es la forma que tiene el narrador de presentar los acontecimeintos lo que más me inquieta, traza una nieble, aureola, atmósfera o como quiera llamarse que me sorprende y me envuelve, de la misma manera que estoy metido en la novela tengo la sensación de que los personajes se me escapan de las manos porque no me dicen todo lo que necesito saber para vivir con ellos. Pero no estoy fuera de sus sentimientos, al contrario, me siento partícipe de ellos. No sé si me he explicado bien.

Y esa sensación de inseguridad me parece magistral. Kazúo Ishiguro escribe muy bien, no hay duda de ello y ya lo he dicho cuando hablaba de Never let me go.

También me parece que Ishiguro traza un Japón de postguerra de manera muy sutil, reflejando el trauma que supuso para esa sociedad la bomba atómica, las secuelas en los mayores y en los pequeños, las reflexiones que hacen los mismo japoneses sobre su modo de ver el mundo, haciendo una escisión entre dos generaciones que apenas tienen en común un pasado que las separa. Todo ello, repito, de forma aparentemente suave. El conflicto entre una generación que quiere abandonar untas tradiciones y otra que pretende perpetuarlas está presente de forma transversal en toda la novela.

Creo que voy a leer las novelas de Ishiguro que me faltan, es una revelación y un disfrute que no pienso abandonar. Magnífica.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Llego un momento en durante mi lectura de esta novela, en la que me dio la sensación de que en realidad todo estaba unido. De que todo lo que sucedia formaba parte de Etsuko. Sus personajes tratan de escapar de una realidad cambiante, que no quieren aceptar, y en el fondo Etsuko quizás cometió errores similares a los de Sachiko, como si fueran diferentes partes de una misma persona. Quizás Etsuko es la propia Sachiko. Al menos, esa es la impresión que me da.

Lu dijo...

Acabo de terminar esta novela y deseaba comentarla con alguien. Me atrapó con el misterio hasta el final y luego me dejó con muchas interrogantes, con los vacíos, como tú bien dices, el autor, perfectamente, podría haber creado otra novela.Sin embargo, luego he pensado que precisamente ésa es la gracia de esta historia, lo que no se dice y que me hace imaginarme acontecimientos que provocaron su salida de Japón a Inglaterra.Sólo me queda una duda, ¿Niki es la hija que esperaba, cuando conoció a Sachiko o es hija de su segundo esposo? Porque está claro que Mariko y Keiko son la misma.Quizás debiera releerla para tener una idea más acabada.

Pablo Quince dijo...

Hola, increíble, también acabo de leerla (también me pareció atrapante) y me preguntaba lo mismo (el final me dejó con dudas y ganas de "saber" más, si esto es posible)...

Me quedó esa sensación pero supongo que la idea es que Etsuko recuerda esa pareja de madre e hija (Sachiko y Mariko), porque le recordaba la relación que tuvo ella misma con Keiko...

Porque de otra forma, "no tiene sentido" la historia (se supone que el embarazo es de Jiro, que es un japonés, y Niki es "hafu") . o sí pero se volvería todo un gran sueño.. (el viejo recurso de todo es un sueño..).

Estela Dip dijo...

Atrapante,misteriosa, sencilla y complicada a la vez, te deja la sensacion de querer sabe más de estas personas.Algo tan terrible como el suicidio tratado de una manera como solo ésta cultura sabe hacerlo.Por momentos me pregunté si Etsuko y Sachiko eran la misma persona.Y si Etsuko se había llevado a Mariko con ella. Mientras la leía con avidez quería llegar al final donde te das cuenta por fin que las tragedias son parte de la vida