viernes, 4 de junio de 2010

“NOX” THOMAS HETTCHE


    LA LITERATURA DE LA UNIFICACIÓN

NOX” THOMAS HETTCHE

CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL: LA UNIFICACIÓN ALEMANA

El día 9 de noviembre de 1989 cae el muro de Berlín y, con él, parte del entramado ideológico soviético. Los acontecimientos se venían fraguando desde la llegada al poder de Gorbachov y su programa político “Perestroika” que es apertura y transparencia. Aunque la RDA no está a favor de dicha política, no le quedó más remedio que asumir la derrota del comunismo alemán. Los cambios y transformaciones que sufría el mundo llegaban de forma tardía a la RDA y siempre suavizados, por lo que sus habitantes tenían la impresión de que el mundo no cambiaba. Pero el retroceso de la protección soviética modificó algunos presupuestos. Por otra parte también hubo influencias externas que ayudaron a la caída del muro, la Unión Europea y particularmente Hedmund Khol tuvieron un protagonismo importante. Unos años antes y otros después el mapa europeo sufrió una desintegración y reordenación profunda, aparecieron nuevas repúblicas, se reorganizaron otras y todos los países comunistas derrocaron a sus dirigentes de forma pacífica o violenta, pero nada volvió a ser igual. De hecho algunas transformaciones que se iniciaron con la perestroika aún están en desarrollo.

Centrándonos en Alemania, la salud del presidente de Alemania del Este tenía serios problemas de salud y se vio obligado a dimitir, lo que aceleró el proceso de reunificación.

Desde el Este no todos tenían claro que querían la unificación, había grupos de intelectuales que pedían reformas estructurales del sistema y que evolucionara a una democracia, pero el movimiento para la abolición del comunismo era más fuerte. Un mes antes de la caída del muro ya había un clima social propicio al cambio, como se ve en las manifestaciones de los lunes (Montagsdemosntration) y que obligan a dimitir al gobierno el 7 de noviembre, dos días más tarde cae el muro de Berlín y termina simbólicamente la “guerra fría”, Alemania comienza su reunificación, que culmina un año después.

El proceso político llevaba consigo muchos flecos sociales y económicos. Eran dos países diferentes en muchos aspectos, desarrollo industrial, riqueza, saneamiento económico, etc. Hay dos Alemanias y los del Este tiene un trato inferior, ya que acarrean desempleo, desconfianza brutal a la hora de descubrir el verdadero poder de la Stasi.

La caída del muro se convierte en el tema literario alemán. Desde la propia caída, sus factores y consecuencias hasta la repercusión a un lado y otro del muro, entra en la fiesta literaria, sobre todo en novela y ensayo, sobre cuyo tema aparecen cientos de novelas que analizan todos los aspectos imaginables. Escritores ya consagrados participan de este torrente histórico, social, político y artístico.

Aparece una nueva generación de novelistas y poetas cuyos presupuestos literarios son propios, distintos a los que había en esos momentos y, en la mayoría de los casos, son escritores que trabajan en solitario, no inmersos en grupos o tendencias.

El tema general de estas novelas, aparte de la caída y sus consecuencias, es la identidad nacional, individual y la sensación de que viven una nueva época.

Una de las ideas que más se leen en estas novelas es que la caída del muro no había supuesto todavía la unificación real, existía un muro simbólico que dividía amas alemanias. El filón de novelas que ahonda en este terreno es abrumador.

Uno de los temas recurrente es la ostalgie, la nostalgia del Este que es uno de los elementos que antes hemos mencionado como la pérdida de la identidad individual. Evidentemente este sentimiento se da en los personajes procedentes del Este y es un síntoma de las esperanzas no cumplidas, el sistema capitalista tiene también sus problemas, el paro, la competitividad, la desigualdad social y económica, etc. Estas personas del Este cambiaron su vida en unos días o meses y la adaptación fue más dura de lo que parecía. La libertad y la democracia tenía un precio; y encima formaban parte de una nación que no reconocían como suya. Echan de menos sus costumbres y la vida cotidiana en su antigua nación. Renunciaron a las ventajas del comunismo para sumergirse en el capitalismo salvaje desde una posición de inferioridad.

Todo lo que estamos comentando son los temas literarios de las novelas y ensayos que aparecieron, que podemos resumir brevemente: el control político de la RDA, la caída del muro y la desaparición de la RDA, dificultades sociales, económicas, artísticas y de todo tipo de la unificación, la Ostalgie, búsqueda de una identidad propia.

La finalidad de este trabajo impide que se desarrollen estos temas, pero no se debería profundizar en el análisis de la novela propuesta sin antes repasar algunas de los planteamientos narrativos de los nuevos escritores alemanes surgidos a finales de los años 80 hasta estos días. En cuanto a las técnicas narrativas, como en el resto del mundo, prima la máxima de que en novela cabe todo y que todas las fórmulas estructurales siguen vigentes, al igual que los recursos, aparecen novelas que son diarios, otras son lineales con planteamiento-nudo-desenlace y también hubo algunas en las que caben el caos temporal y espacial, por poner ejemplos; novelas que tratan un suceso desde diferentes ópticas y otras en los que lo fragmentario da pie a lecturas menos ortodoxas.

La memoria es el centro de esta nueva novela, memoria colectiva o individual, vivida y contada, con el objeto de explicar un hecho histórico, sus consecuencias en la vida cotidiana, en la experiencia individual de las personas. No se trata de hacer una novela histórica, que algunos fragmentos pueden parecerlo, sino una novela testimonial, de búsqueda, en algunos casos, de identidad individual. La historia política la escriben los tratados políticos e históricos, la novela se reserva el terreno de lo personal, de la vivencia.


THOMAS HETTCHE


Thomas Hettche nació en Giessen en 1964. Estudió Germanística y Filosofía y vive en Frankfurt. Hasta ahora ha publicado, entre otras obras, Ludwig muss sterben (1989), por la que recibió el Premio Robert Walser, Inkubation (1992) y Nox, además del ensayo Animationen (1999) y de la antología en Internet Null. Literatur im Netz (2000), junto con Jana Hensel. Durante cinco años formó parte del jurado del prestigioso Premio Ingeborg Bachmann.1


NOX


La noche es el momento. No una cualquiera, sino LA noche. Cae el muro de Berlín y comienza la nueva andadura de muchas personas en la RDA, también en la RFA, pero no cabe duda de que el cambio sustancial es en el Este.

Thomas Hettche tenía 25 años la noche de la caída del muro, estaba en un coloquio literario, como el protagonista.

La novela tiene un principio espectacular, estremecedor, que condiciona la lectura de la novela. Es un choque brutal para el lector que que se da de bruces con un narrador que está contando en primera persona su propia muerte a manos de una desconocida mujer, cómo le cortan el cuello. El relato de su propia muerte no ahorra detalles técnicos: “Practicó un corte de izquierda a derecha, y al punto se abrió una herida limpísima. Hundió la hoja en los músculos y la carne, separó la epiglotis de la laringe, seccionó la carótida y la tiroidea, me segó la tráquea y el esófago, y siguió hundiéndome el cuchillo hasta chocar con una de las vértebras cervicales.”2

A partir de ese momento el narrador está muerto y de vez en cuando nos lo recuerda dándonos detalles de descomposición aparentemente innecesarios.

La estructura no es muy complicada, es un relato lineal que sucede la noche del 9 de noviembre. La novela tiene siete capítulos y en cada capítulo una serie de secuencias, 41 en total. Hay una vuelta al pasado para contar el encuentro entre el escritor y la muchacha que se convierte en su asesina. Finalmente hay una referencia posterior en el Museo de Anatomía Patológica.

El escenario es la ciudad de Berlín.

Los personajes importantes son varios, pero sobresale la muchacha asesina, cuyo nombre ni aparece, ni ella misma lo recuerda, elemento simbólico que luego aclararemos. Esta mujer recorre Berlín y va topándose con varios personajes, todos ellos extraños, con los que mantiene más extrañas aún relaciones sexuales: Wibke es una camarera, el hombre de las cicatrices, un técnico de sonido, un perro que ha cruzado el muro y deambula perdido, etc.

En ningún momento se explica por qué la mujer le asesina de forma tan cruel. En la conversación que tienen cuando se ven por primera vez ella le pregunta si podría hacer tanto daño a alguien como ha explicado, de lo que deducimos que él en la charla que ha expuesto ha hablado del dolor, del límite del dolor, del dolor en la literatura.

Una vez asesinado el narrador, comienza el peregrinaje de la muchacha por Berlín y van desencadenándose los sucesos siguientes. El narrador lo ve todo, como si fuera un narrador omnisciente que mira desde arriba. También introduce datos económicos y políticos, los menos, que sirven para ambientar ese viaje nocturno de la muchacha y situar la acción en el tiempo cronológico. Se desdobla el cuerpo físico que sigue su proceso bioquímico y el mental, la conciencia, que sigue viviendo.

Para comprender la novela hay que interpretar esta disociación entre el cuerpo del hombre asesinado y su mente, y después compararlo con el proceso histórico que está acaeciendo a su alrededor y, por último, comprender el paralelismo. Lo intentaré a sabiendas que lo que voy a decir a continuación es una explicación, no la única y probablemente ni la más completa.

La muchacha da un tajo en la garganta y él muere, pero sólo físicamente. Él todavía observa el mundo, cuenta, interpreta. En ese mismo momento el muro de Berlín cae, se ha dado por finalizado un periodo histórico, la guerra fría, se ha truncado el futuro de una nación, la RDA. Esa alegoría de la nación desangrada es el punto de partida del comentario. Todas las páginas en las que cuenta el proceso interno del cadáver pueden entenderse como el proceso de descomposición del régimen comunista. Y, sin embargo, la gente de la RDA seguía viviendo, otra vida, en otro país, con otro régimen, comprendiendo lo que sucedía a su alrededor o no, asustada y alegre, esperanzada, según los casos.

La mujer que le asesina es un misterio, no conocemos de dónde sale ni cuál es su destino, ella misma olvida su nombre. Si seguimos con la alegoría sería ¿el capitalismo? ¿Podemos asumir que la identidad del capitalismo como algo indeterminado? Esta parte de la alegoría es la que tiene menos fundamento, por ello lo dejo como una hipótesis de trabajo. La muchacha es quien abre la herida de nuevo, quien le lleva a una muerte segura.

Pero sigo con la identidad de la muchacha. ¿Por qué olvida su nombre? No tiene identidad. Es el pueblo de la RDA el que se queda así, las personas del Este que de la noche a la mañana pierden su identidad. Esto sería una de las causas del desplome del comunismo. La orfandad de muchos, que luego sería tratado en muchas novelas, relacionado con la ostalgie y con los destinos individuales diversos.

Dentro de esta arriesgada interpretación cabe hablar del hombre lleno de cicatrices, que bien podría ser cualquiera de las dos partes del muro, la ciudad, la cicatrices son las heridas cerradas, pero con esa fina piel propia de las cicatrices, marca de que hubo herida. La muchacha deja que el joven cicatrizado la posea, le haga el amor aunque sus sensaciones sean de asco. El sexo cobra una importancia sustancial3, de un crudeza exagerada, con tintes sadomasoquistas, la muchacha aguanta el dolor no se sabe bien por qué, salvo que recurramos a una explicación alegórica. Esta interpretación también se puede reforzar con la visión de Berlín llena de cicatrices, heridas de luchas y conflictos seculares y recientes, el muro es una cicatriz que esa noche vuelve a abrirse. La muchacha que huye del lugar del crimen huye a la Alemania del Este, abre el tajo al escritor mientras se abre el muro y la ciudad que estaba hasta cicatrizada hasta las orejas la posee, a ella no le gusta, pero no tiene otro plan, no ve otra salida, porque una y otra vez vuelve a encontrarse con el hombre de las cicatrices. Y de ahí podemos pasar a ver las cicatrices de la historia alemana, ¿no fue el nazismo otra herida profunda de Alemania? El hombre de las cicatrices sería entonces la Alemania real.

El pastor alemán, que escapa de la parte oriental busca a la mujer, la persigue, pero acaba disecado en el museo, aunque es una pieza poco apreciada por el director del museo.

El final para la muchacha es que no recupera su identidad, acaba en el museo de los horrores junto a los demás personajes, como si fuera un museo de la historia, de los errores históricos, que son muchos y muy atroces. El Museo responde a la necesidad de atesorar esos errores, quizá también haya algo de masoquismo en ese acto.


Estilo

El estilo de la novela necesita un comentario pormenorizado. Ya se ha señalado el uso de léxico científico cuando está narrando la muerte o el proceso de descomposición. Entre el escenario sangriento hay algunos destellos de lirismo, cuando ella se marcha dice él “la vi marcharse entre los árboles deshojados y la seguí... No me había dado cuenta de lo hermosa que era.”4 Existen otros pasajes con lirismo más o menos simbólico o que tienen valor por el contraste. De los primeros se encuentra un ejemplo cuando la muchacha “ensayó una sonrisa y vio que una paloma levantaba el vuelo para al punto volver a aterrizar.”5

El libro está plagado de imágenes más o menos atrevidas y explicativas. Son las comparaciones las que le gustan a Hettche para adornar un relato casi grotesco. El relato es muy sobrio, los movimientos de la muchacha por Berlín tienen mucho de soledad, como si estuviéramos viendo una película en blanco y negro, y cuando aparece la gente hay algo de color. La banda sonora de la novela no existe, es una sensación que se tiene desde el inicio, que falta ambientación, y no se dice como un demérito sino como un efecto buscado por el autor para contar una historia que no tiene nada de alegre. Cuando la muchacha entra en el bar y conoce a la chica pelirroja y al de las cicatrices, piensa que las cosas están para que alguien las utilice. Las cosas, dice, “llegan hasta ella confiadamente, como a un claro del bosque.”6 Pero el paisaje desolador viene continuación cuando declara un par de líneas después: “Yo no soy la única que no tiene un sitio y soy menos que una cosa.” Otras imágenes poderosas confunden la naturaleza con elementos reales de forma que “los manteles blancos empezaron a hincharse con aquella risa y la noche comenzó a agitarse y a balancearse por debajo de ellas en olas oscuras.”7

Las metáforas son escasas o lexicalizadas (racimos de gente, marea de clientes, etc.) o hacen referencia a la herida y a la cicatriz: “De repente se encontró junto a una de las plataformas de observación iluminada por una luz blanquísima y comprendió que ésa era la herida. Observó unos instantes con asombro que la cicatriz que formaba el Muro y recorría la ciudad se abría como si fuera un tejido mal curado.”8

Hay una personificación que se convierte en una imagen poderosa en la p. 100: “El cielo, las calles y las paredes, todo en suma respiraba respiraba y sangraba a su alrededor, y ahí estaba ella, en medio de todo aquello. Como gusanos voraces, como larvas de mosca sobre la herida abierta que penetran en el tejido necrotizado, a la luz de las antorchas algunos individuos se aferraban al Muro, provistos de martillos o con sus propias manos”. Antes hemos hecho alusión a técnicas cinematográficas para describir una escena sórdida, a la que se le elimina el color y la música y el narrador nos deja esta imagen que no anda muy lejos de lo que acabamos de decir: “Escuchó sus palabras igual que pasa la cinta de una película sin impresionar, mostrando sólo luz blanca sobre la pantalla, que se llena, no obstante, de sombras en movimiento.”9 Cabe pensar que el autor tiene en mente algunas imágenes cinematográficas en su mente, se diría que mira los sucesos desde una cámara superior, ve la ciudad como un cuerpo tumbado y eso sólo puede verse desde arriba. Como el escritor asesinado que le vemos abandonado en su habitación desde arriba. “La noche se rasgó como un velo” se lee en la p.144 como si resumiera la caída del muro y como si condensara la imagen de la ciudad y el cuerpo herido.

Técnica muy utilizada en el cine es la elipsis, siempre que el espectador sea capaz de completar dicha omisión. Hettche también lo hace en varias ocasiones. En la página 19 la muchacha baja a una estación de metro y va pensando si alguien la habrá visto actuar, “¿Tiene fuego?- preguntó a continuación...” este es un ejemplo del mecanismo, apenas hay presentación, directamente ella pide fuego. Y así funciona en otroas secuencias.

En el apartado del estilo se podría hablar del lado macabro del relato, de la presencia explícita de la sangre. Quizá a través de lo macabro quiere el autor centrar la atención en aspectos sórdidos, quiere llamar la atención sobre lo que no puede contar de forma amable, porque probablemente cree que lo que está narrando no es amable. El trauma de la caída del comunismo fue tan brutal que Hettche elige la estética gore10 para comparar el fin del comunismo con un cadáver, que además, sigue viendo y contando. No es una novela sangrienta, pero sí tiene momentos gore, que por otra parte forma parte de la estética de hoy en día en el cine y en las series televisivas, no hace falta mencionar títulos, pero algunos nos vienen a la cabeza donde llegan a un realismo extremo, pretendidamente macabro. Además de la primera escena, hay otras dos que responden a esta línea narrativa: la mujer que va en bicicleta aplastada por un camión y una noticia de un turco que acuchilla a su mujer.

Este estilo de narrar mediante el contraste, mediante imágenes y alegorías da a la novela un aire nuevo, que no procede de una tradición bien asentada, sino que bebe de una realidad que el escritor conoce de cerca y tiene un objetivo claro, un compromiso con una estética que traspasa la realidad en sí misma, el espacio y el tiempo no son mera ambientación sino que tienen un significado capital. El escritor no escribe para contar una historia, ni siquiera como testimonio de una época, el escritor ha de tener un compromiso con su mundo. De ahí las alusiones políticas y económicas que tienen un tinte crítico.

El final de la novela es un diálogo del narrador con el perro, o un espectro, sobre el final del personaje, cuya única salida es marcharse, como le pide el perro aparecido.

¿Qué final es ese? Desde luego está abierto. Lo que quería explicar lo ha dejado claro: el desgarrón político y emocional que supuso la caída del muro. Y los personajes sólo tienen la salida de seguir viviendo y los que han muerto desaparecer.

1Esta breve reseña biográfica es la que se lee en la web de su editorial española.

2Las citas se hacen por la edición de Tusquets, 1996. Traducción de Teófilo de Lozoya. P.10

3El sexo en la novela siempre es doloroso, es roce y no produce placer. Es una novela sin amor.

4P. 13

5P. 19

6P. 42

7P. 55

8P. 93

9P. 132

10El gore es un género de cine que da mucha importancia a la sangre, las vísceras, la violencia para demostrar la vulnerabilidad del cuerpo humano.

1 comentario:

Vir dijo...

Hola.

Llegué acá gracias al todopoderoso Google. Acabo de terminar de leer esta novela, Nox, y la verdad es que me costó. Gracias a este análisis tuyo pude entender un poco mejor la obra de Hettche.

Saludos.