jueves, 15 de julio de 2010

Nocturnos Kazúo Ishiguro


Kazúo Ishiguro Nocturnos

No me gustan los libros de relatos, no desarrollan los argumentos ni los personajes, me aburro cambiando de historia cada pocas páginas. Y este de Ishiguro no es una excepción. Tienes una prosa maravillosa, unas historias maravillosas, pero sólo están esbozadas, me dejan a medias.

¿Que es una colección de relatos bien estructurada? Claro, Ishiguro es un escritor solvente, buen dibujo de los personajes y escenarios, todos nocturnos y ambientados con música.

Esta unión de música y literatura tiene un halo poético muy especial, porque son dos formas de expresión de sentimientos, sensaciones y sucesos que no comparten ni el contenido ni la forma, en la música muchas veces no hay palabras, y cuando las hay no siempre es lo más importante. Con un instrumento un intérprete puede hacer vibrar la sensibilidad de cualquiera. Tiene la música un poder evocador impresionante, desordenado en ocasiones. La literatura también, pero actúan otro tipo de mecanismos internos. En algunos relatos la conjunción de música y recuerdos ejerce de motor de la acción, por ejemplo el primero, cuyos personajes principales tiene dos formas de afrontar el recuerdo distintas. La noche es escenario y símbolo, no olvidemos que los “nocturnos” son un género clásico de la música inspirado en la noche y sus sensaciones. Kazúo les da una dimensión literaria, sinestesia, en la que los personajes hacen de la noche su momento preferido, momento, por otra parte, muy musical. Estos personajes tiene con la música una relación de insatisfacción, bien porque son músicos que no han llegado a triunfar, bien porque las circunstancias no les son favorables. Ellos son conscientes del paso del tiempo, de lo que pudo ser y no fue.

Y la noche tiene distintos escenarios, la plaza de San Marcos en Venecia o un paisaje pintoresco británico, o un hotel californiano, en cualquier caso, cuentos músicos, viajeros y un tanto tristes.

Tiene destellos brillantes, algunas ideas magníficas, pero el resultado global no colma las expectativas puestas en un escritor impecable hasta ahora, soberbio.

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