Pésima novela sobre el mundo de la abogacía, de una calidad literaria inexistente, unos personajes dibujados como lo haría un niño de 10 o 12 años, superficiales, bobalicones y una trama absurda. Y le han dado un premio, lo cual indica la torpe cultura de algunos sectores. Esta señora, que no sé de donde ha salido, ni me interesa mucho, no escribe una novela, sino que redacta ideas sueltas, con un vocabulario tan torpe y unos recursos tan manidos que hace que el lector ni se entere de nada ni tenga interés en ello.
No es recomendable bajo ningún concepto, más bien, habrá que huír de sus siguientes trabajos, si los hay, que seguro que los habrá.
En internet hay varias entrevistas de la autora en las que no habla ni de la novela ni de nada, porque dice que el fiscal del estado debería ser más independiente, en la novela no hay ni un solo fiscal, ni del estado ni de los otros. También habla de que quería mostrar el mundillo de los abogados, de la corrupción, pero de eso en la novela no hay mucho, forma parte de lo secundario. Se me ocurren explicaciones para esta sarta de estupideces: quiere dar a su novela una importancia que no tiene, pretende colocarla entre las novelas de denuncia, pero porque aparezca un empresario corrupto no es de denuncia, señora, que no se ha enterado de nada. Por ultimo, los abogados encargados de los hijos de Aitor se turnan para llevar a sus hijos al colegio, ¡en pleno agosto! y por la tarde actividades extraescolares. Qué mediocridad. Para fiarse de los premios. OJO Julia Navarro y Sánchez Adalid formaban parte del jurado, no es baladí el asunto.
No es recomendable bajo ningún concepto, más bien, habrá que huír de sus siguientes trabajos, si los hay, que seguro que los habrá.
En internet hay varias entrevistas de la autora en las que no habla ni de la novela ni de nada, porque dice que el fiscal del estado debería ser más independiente, en la novela no hay ni un solo fiscal, ni del estado ni de los otros. También habla de que quería mostrar el mundillo de los abogados, de la corrupción, pero de eso en la novela no hay mucho, forma parte de lo secundario. Se me ocurren explicaciones para esta sarta de estupideces: quiere dar a su novela una importancia que no tiene, pretende colocarla entre las novelas de denuncia, pero porque aparezca un empresario corrupto no es de denuncia, señora, que no se ha enterado de nada. Por ultimo, los abogados encargados de los hijos de Aitor se turnan para llevar a sus hijos al colegio, ¡en pleno agosto! y por la tarde actividades extraescolares. Qué mediocridad. Para fiarse de los premios. OJO Julia Navarro y Sánchez Adalid formaban parte del jurado, no es baladí el asunto.
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