domingo, 8 de febrero de 2009

Palacio de la luz Auster


Palacio de la luz Paul Auster
Un hombre en medio del mundo está solo y tiene un golpe de suerte, se hace rico y encuentra el sentifo de su vida. Vuleve a caer hasta los más profundo y de nuevo a encontrarse con un ángel que le saca del abismo en el que ha caído. Así son los personajes que crea Auster.
En Palacio de la luz un muchacho huérfano viaja con su tío por Estados Unidos hasta que su tío muere. Va cayendo en un desánimo tal que le hunde hasta llegar a vivir como mendigo en Central Park. Por una pirueta vital encuetra trabajo, amor y dinero. En un juego de identidades ocultas y descubrimientos sucesivos va encontrando quién es y de dónde procede. Una novela más de Auster, ni mejor ni peor que las demás.
¿No tiene obsesión por la soledad y el dinero? Es un tema que emplea de forma recurrente. Otro tema es el azar. Son novelas de personajes más que de argumentos, a los que les suceden acontecimientos.
Ese tipo de novelas en las que siempre está pasando algo me cansa un poco. El narrador está obsesionado con el lector y por eso cree que no debe descansar en el discurso narrativo. Eso hace que se compliquen mucho los argumentos, en exceso. ¿A dónde quiere llegar Auster con sus novelas? Quizás quiera explicar el tipo de vida de los americanos medios, blancos, urbanos, perdidos en un mundo que no comprenden. En este sentido se parece un poco a las películas de Woody Allen, clase media neoyorkina, intelectuales, pocos o ningún negro/hispano, el dinero siempre tiene solución... O simplemente es el goce de contar por contar.
El título es francamente frágil: un restaurante al que acude el protagonista y cuyo luminoso observa desde la ventana, un pintor de la luna, un tío con una relación escasa con la luna. Pero podría haberla llamado de otra manera. Creo que es un título retórico.
Como lo es también la novela que cuenta, La sangre de Kepler, intento que hace un investigador universitario para intentar localizar sus raíces. Sobra. Además de ser un argumento repetitivo es muy foja.
En fin, creo que dejo a Paul Auster por una temporada. Nada que ver con sus novelas El libro de las ilusiones y La música del azar, cuyos argumentos no distan mucho, pero que están mejor contadas.

1 comentario:

Luis Gómez Gallego dijo...

Pues se agradece la sinceridad y la recomendación, así nos evitamos esta novela y vamos a las otras.