viernes, 14 de agosto de 2009

Orhan Orhan El libro negro, Estambul La vida nueva



Orhan Pamuk

Pamuk ha sido, sin duda, el gran acontecimiento literario del verano. Desde que empecé El libro negro hasta Estambul, tercer libro en un mes del autor, no he dejado de admirar a Pamuk. La visita a Estambul sin la lectura de estas dos obras no hubiera sido igual. No sé si he visto el Estambul que él quería que viese. Estambul me llevó a Pamuk, pero fue él quien me enseñá la ciudad.

Escritor con unos recursos inagotables, El libro negro narra la búsqueda de una mujer en Estambul. El protagonista, su marido, recorre Taksim y alrededores incansablemente. Intercalados aparecen unos artículos de Celâl, el mejor columnista del momento, que nos despliegan una erudición sobre Turquía, Estambul y su pasado, que ni la mjero guía de viaje lo pudiera hacer mejor. Los artículos de Celâl son pequeñas obras maestras: la tienda de aladino, Mevlana, los otomanos, el Bósforo, Istikal, los viejos escritores...

La doble personalidad, la búsqueda de la identidad está en el trasfondo de la obra. Como lo está en toda la obra de Pamuk. Galip, el protagonista, busca desesperadamente a su mujer, lo que desencadena un serie de historias encadenadas sutilmente que recorren la ciudad y el complejo imaginario del narrador: películas que vieron, ilusiones, recuerdos, vivencias, etc. Una telaraña que se extiende al mismo tiempo que Estambul, con sus luces y sus olores, sus tiendas de Istikal y el Hotel Pera, las novelas policíacas y los barrios cercanos. Los artículos de Celâl le sirve de guía, se convierten en una verdadera guía de Turquía, de su pasado y de su presente, de su cultura y su historia más reciente, de un costumbrismo bien dosificado y extremadamente culto. Son dos visiones de Estambul diferentes, la de Galip y su presente, la de Celâl y su pasado. Turquía entre occidente y oriente, entre la cultura occidental y el islamismo, entre Europa y Asia.

Mucho tiene que ver esta novela con sus memorias sobre Estambul, cuya escritura empezó para servir de guía de la ciudad y luego se fue apoderando de su vida, de manera que acabó siendo un libro sobre Pamuk en Estambul. Su lectura es interesantísima. A lo largo de los capítulos se van desgranado distintos aspectos de la ciudad, en una mezcla de vida infantil, historia y ensayo. El Bósforo es lo primero que quieres ver cuando llegas a Estambul si has leído como los describe Pamuk. Y no sólo eso. Cuando ves la cantidad de perros que hay por las calles se te representa el episodio de los perros en la isla que cuenta él. La calle Istikal es punto obligado de la ciudad, pero en ella buscas los que te ha ido diciendo en Estambul y en El libro negro.


La vida nueva es una obra diferente. Magistral prosa, soberbia. Osman es un estudiante cuya vida sufre un cambio brusco al leer un libro. Automáticamente se vida va a consistir en buscar la vida nueva, la felicidad, el amor. Cuando encuentran al padre de Memet, digamos el protagonista ausente, el libro cobra sentido nuevo. Ya no sólo se habla de literatura, sino de la vida, de la identidad individual y colectiva, de la lucha entre tradición y modernidad. En esta novela el protagonista viaja por Estambul, pero rápidamente se da cuenta de que tiene que marcharse, emprende un viaja en autobuses, trenes y coches por Turquía hasta Kaiseri. El viaje no deja de sorprendernos con sorpresas: accidentes, convenciones de concesionarios de comerciales, personajes insólitos, descripciones realmente novedosas, en fin, una obra a la altura de un nobel.

El tema principal es la vida misma, los accidentes y peripecias de la misma, a través de la búsqueda incansable.

1 comentario:

Luis Gómez dijo...

Pues me fio de tu criterio y leeré el Libro negro, porque no pude con Me llamo rojo me ni con Estambul.