La novela de Piglia es una apuesta por escribir una obra dentro del género policíaco sin que lo parezca. Y lo consigue con sobresaliente. Obra madura de un escritor ya reconocido, presenta los sucesos relacionados con el asesinato de un portorriqueño que irrumpe en un pueblo lleno de billetes. El trío amoroso del finado con las hermanas Belladona es la comidilla del pueblo durante semanas, pero no es la clave del relato. Sino el propósito del americano con la suma de dinero.
El asesinato del americano desencadena una curiosa investigación a cargo del comisario Croce, cuyos métodos nos sorprenden una vez más en un género que no deja de regenerarse.
Los hechos ocurren en 1972, poco antes de la llegada de Perón a Argentina. Tony Durán llega al pueblo tras las faldas de las hermosas Belladona, Ada y Sofía, hijas del terrateniente del pueblo y hermanas de Lucio y Luca, personaje secundario muy bien caracterizado. La novedad estriba en que la investigación del asesinato de Tony abre la espuerta del recuerdo y el pasado se val aternando con el presente en un prodigioso vaivén que envuelve al lector. La construcción de una planta de montaje de coches, proyecto que obsesiona a Luca, las relaciones familiares de los Belladona, la investigación de Croce y las crónicas que hace el periodista Emilio Renzi son los elementos que conforman una novela ingeniosa y original.
Novedades estructurales son el cambio de voz narrativa y la aparición de notas a pie de página.
Croce, el policía local, es un personaje solitario, abandonado y parcialmente relegado a un psiquiátrico donde aprovecha para poner su mente en forma, ordenar los indicios de la investigación y jugar con el el fiscal, su peor enemigo. Marlow de Chandler y Dupin de Poe son antecedentes literarios del personaje. De todas formas, todo detective tiene su alter ego con quien discutir sus pesquisas, en este caso hay dos, primero Saldías, que se pasa al bando del fiscal, y Renzi, que se convierte en narrador de la segunda parte.
La novela avanza abriendo fuegos en las causas del asesinato, lejos de ir resolviendo los acontecimientos, los va complicando, por lo que la segunda parte del texto resulta sugestiva desde el punto de vista del lector. Si bien, algunas cosas quedan poco claras, quizá con cierto sentido. El objete de la fábrica queda desdibujado, ni la posición de las hermanas gemelas. El final es abierto, a mi entender. Luca carga con la culpa para salvar la fábrica. Bien. Croce entonces queda como perdedor ante el fiscal. Y nada se dice del jinete que se autoinculpa en una carta antes de suicidarse. No comprendo muy bien ese final.
Lo lógico es que Croce venciera al fiscal, que se diera una salida a las hermanas, una de las cuales mantiene una relación con el fiscal, lo que viene a mostrar que ese fiscal es el ganador. ¿Es una novedad? ¿El protagonista abandonado en un psiquiátrico después de haber resuelto el caso? Quizá el autor solo presenta los entresijos de una sociedad rural y sus tapujos?
La novela es excelente, pero me sorprende este final.
1 comentario:
Me encanto la novela, pero necesito disctuir el final. Quien es Emilio Renzi verdaderamente?
Los últimos tres párrafos me dejan una confusión sin igual.
Por favor, cuenteme qué es lo que usted piensa!
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