La novela tiene un argumento muy sencillo, como todos las de Kawabata, un empresario de Tokio, Shimamura, descansa en el "país de nieve", región de Japón donde la temporada de nieve es larga y dura. Shimamura busca una paz interior que se ver turbada por Komako, joven que le hace compañía en esos viajes en su trabajo como geisha. El paisaje es descrito minuciosamente, con lirismo, pero la visión de los personajes es contraria a esa idílica descripción. Los personajes se muestran distantes con el marco que los rodea y entre sí, porque los protagonistas siempre andan jugando a ocultar sentimientos o a desvelarlos, pero en ningún caso son francos.
Como en otras novelas del nobel japonés, hay cierto voyerismos en esta novela, desde el inicio Shimamura observa a Koyo desde la ventana del tren, pero después es una acción que se repite frecuentemente. A través de estos personajes, el narrador nos muestra un mundo especialmente hermoso, llenos de colores, aunque luego todo se vuelve blanco. Las hojas de arce son un elemento simbólico de la vida, hasta que todo queda impregnado del blanco de la nieve.
En medio de este paisaje blanco, asistimos a un hecho que parece normal en el Japón rural, pero que sorprende por la naturalidad con que se cuenta, el mundo de las geishas.
Este pretexto, la visita a una geisha le sirve a Kawabata para presentar un mundo natural alejado de las ciudades ruidosas y contaminadas. Un mundo ansiado pro los que viven en las grandes ciudades, pero del que quieren huir los que viven en él. El espacio es el mismo en toda la novela, pero las circunstancias son diferentes. Las primeras páginas narran el recuerdo del primer encuentro con Komato. El regreso de Shimamura para encontrarse de nuevo con Komato, ya ejerciendo como geisha es el segundo bloque de la novela. La tercera visita del protagonista y su encuentro con la geisha profesional cierra la novela.
Llama la atención que el protagonista siempre es el mismo en toda la novela, pero ella, Komato va evolucionando, va creciendo como persona y profesionalmente. Esta diferencia es uno de los móviles de la novela, pues ella va aspirando a vivir fuera, a vivir bien, mientras que él aparece estancado. Ella va descubriendo que él no tiene ninguna ilusión de futuro con ella, por lo que se va haciendo cada vez más profesional con él. Es Yoko quien se atreve a pedir a Shimamura que la saque del país de nieve y se la lleve a Tokio. Es la única del triángulo que expresa sus sentimientos y es la única que muere en el incendio final.
Sin embargo, esa falta de amor, esa carestía de sentimientos queda sepultada por una relación apasionada entre los dos protagonistas. Es un poco contradictorio, pero es así. Los lectores asistimos a una novela de amor y sentimientos, incluso sentimos el frío de la nieve o vemos las hojas verdes del arce. Es la magia de Kawabata. Recordemos esos silencios, o lo contrario, esa vez seductora de Yoko o de otras geishas. En medio de la blancura aparece una voz fascinante. Por eso el libro se lee despacio, te contagia el ritmo de los personajes y te abandonas a la indolencia del paisaje.
No es una novela trepidante, que nadie espere una historia pasional, solo hay paisaje y personajes que pueblan el paisaje.
La tercera obra que leo de Kawabata y aparece el mundo de la prostitución de diferentes formas.
Para los amantes de la lectura es un autor imprescindible.
3 comentarios:
Hombre, como puedes hacer un analisis cuando ni siquiera escribes bien el nombre de los personajes?
Y por favor, deja a un lado ese cliche estupido occidental que cita a las geishas como prostitutas.
Que tristeza que hayas deshecho semejante obra de arte con esto que has escrito.
P.S. Pido disculpas a los lectores por la falta de tildes, me encuentro en Japon.
Glupp..!
Todo lo que sea relacionado con la literatura me interesa y esta bueno poder conocer acerca de distintos cuentos y personajes distintos. Ademas soy de viajar mucho y me interesa tener la chance de llevar libros para mis viajes y por eso trato de conseguirme la posibilidad de volar con lan argentina
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