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sábado, 24 de julio de 2010

El abrazo del oso Jordi Soler


Otra novela de la guerra civil que renueve el tema, lo actualiza y demuestra que el tema no está acabado. Al contrario, tanto la Guerra Civil como la 2ª Guerra Mundial siguen ofreciendo un panorama rico de vivencias y de consecuencias. Porque esta novela no habla en sí de la guerra sino de sus rescoldos.
Ya han parecido varios títulos que revisan la contienda española desde ópticas diferentes a las que nos tenían acostumbrados los escritores de la postguerra de ambos frentes, falta aún la revisión crítica de los nacionales, como está sucediendo entre los escritores, digamos, más cercanos a la izquierda. Creo que no deberíamos tener miedo a una revisión total tanto de la guerra como de las décadas posteriores, la memoria histórica es una necesidad, digan lo que digan los rancios sectores conservadores. Y esa revisión histórica, desde puntos de vista completamente opuestos a como se ha venido realizando se va a hacer. La novela política en España es una obligación, basta ya de novelas de personajes y de buena prosa, se impone una revisión de la historia española desde la novela, a no ser que queramos que la novela caiga en una ramplonería presente en muchos títulos de éxito comercial.
Los escritores mexicanos saben de eso mucho, porque no hay novela mexicana seria que no sea política, recordemos a Mariano Azuela, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Héctor Aguilar Camín, Elena Poniatowska y tantos otros que en sus novela directa o indirectamente tratan un suceso político de trascendencia para el país. Algo de eso debió aprender Jordi Soler porque sus novela tienen trasfondo político y su compromiso con la novela-documento no ha dejado de crecer.
En esta novela, que es tanto biografía como revisión, reconstruye la vida de Oriol, un pariente del que se tenía la noticia de que había muerto huyendo a Francia en el año 39 y del que el narrador tiene noticias muchas décadas después. La novela va desvelando poco a poco las diferentes capas de la persona del tío Oriol, descubriendo una persona que nada tenía que ver con la mítica imagen que su propio hermano había levantado durante toda una vida.
El tío Oriol fue víctima de la guerra hasta padecer una deshumanización brutal, que le apartó no sólo del mundo sino de su pasado, de su familia, de su profesión de pianista. En su animalización fue dando pasos discretos al principio, pero crueles y públicos más tarde. No dejó a nadie de su entorno sin humillar, sin lastimar, hizo tabla rasa de los que le había ayudado a sobrevivir, en vez de vengarse de sus adversarios políticos, prefirió embrutecerse haciendo daño a los que más cerca tenía. El narrador, tío sobrino de Oriol, intenta justificarle por la guerra y por tener un espíritu ramplón, mediocre, que fue adaptándose a las circunstancias, pero termina abominando de él, declarando que hubiera preferido no haber sabido nada de él.
La novela, breve, se va adentrando en los entresijos del personaje con una prosa excelente, con un pulso narrativo magistral. Tiene la tranquilidad de contarnos el proceso de reconstrucción del tío como él lo vivió, descendiendo desde el mito, del héroe hasta llegar al villano. Es un acto de sinceridad, porque podría no haberlo contado, pero prefiere la sinceridad a la ocultación. A eso me refería antes, a la necesidad de hacer público las miserias de ambos bandos. En este caso, el exiliado del bando republicano comienza siendo un héroe que intenta salvar a su compañero de huida, pero se convierte en un ser despiadado, cruel, sin sentimiento, dando al traste con esa imagen que había difundido de él su hermano en el exilio de México. ¿Cuántos republicanos fueron así? ¿Y cuántos nacionales?
Una novel imprescindible para completar el panorama del siglo XX, que estará cojo mientras haya mentes miserables que no quieran hacer la revisión que el pueblo español no sólo necesita, sino que tiene derecho a saber. Sin miedo, ni mediocridad intelectual de la que algunos sectores conservadores exhiben con una desfachatez intolerable.

viernes, 8 de enero de 2010

EL MANUSCRITO DE PIEDRA LUIS GARCÍA JAMBRINA



No voy a discutir más sobre novela histórica y los límites del género. Tampoco si los hechos son posibles o no. La novela de Jambrina funciona muy bien como novela, la trama está muy bien trazada. Salamanca tiene otra novela más y está a la altura de las circunstancias. Se pongan como se pongan, la novela está muy bien.

Fernando de Rojas es el encargado de desvelar un asesinato (luego son más) en una Salamanca de finales de la Edad Media y con el Renacimiento ya merodeando en más catedráticos de los que le gustaría a la iglesia. Por la novela vemos pasar a Fernando de Rojas, converso pero con todos los problemas que tienen los conversos, la Inquisición pisándole los talones; también aparecen comerciantes, putas, clérigos de distinto pelaje, La Celestina...

Los temas que trata la novela son varios, además del asesinato motivado por una lucha de poder dentro de la universidad, entre dominicos y otros estamentos políticos y universitarios, la inquisición y sus controversias, la miseria salmantina de entonces, el humanismo, la apariencia y la verdad. En realidad es una apología del mundo que se avecinaba, abandonando la oscuridad medieval, la libertad de pensamiento frente al oscurantismo religioso, la pasión de vivir enfrentada a la cultura de la muerte. Es una novela de la llegada del Renacimiento.

Salamanca ya está muy cambiada, pero se pueden visitar varios de los sitios que aparecen, excepto la Cueva de Salamanca, abierta al público en su parte inicial solamente. En la gran esplanada que dice Rojas que había un mercado, se alza ahora la maravillosa plaza mayor, el mercado y la iglesia de San Martín, muy deteriorada pero sigue firme, el Pozo Amarillo, la Tenerías, etc. Puede hacerse un recorrido literario muy interesante, desde el convento de San Esteban hasta la Cueva de Salamanca, pasando por la catedral, universidad vieja y nueva, puente romano, Peña Celestina, hasta desembocar finalmente en la Cueva de Salamanca. El recorrido puede hacerse desde distintos puntos de vista, el que propongo es el que aparece en ellibro, pero hay otros muchos posibles.

Fernando de Rojas se está preparando para ser un hombre de leyes, quizá el lector más avisado sabe que un par de años después saldría a la luz la compleja obra Tragicomedia de Calixto y Melibea, luego La Celestina, cuyo germen enlace de forma magistral el profesor Jambrina. Da la vuelta al tan manido primer tratado de La Celestina, tratando de explicar de forma novelesca cómo pudo Rojas llegar a encontrarse ese primer episodio de la obra. Me gusta también cómo aparece el mundillo de Salamanca tanto de la universidad, como del vulgo. Seguramente hoy todavía en las universidades hay intrigas, otras inquisiciones y otros prostíbulos o formas de satisfacer las pasiones. El mundo no ha cambiado tanto, en algunos aspectos.

De la estructura de la novela, del estilo y de los aspectos narrativos no digo nada porque no necesita mucha explicación. Leedla y disfrutadla.

El cielo de Salamanca

miércoles, 16 de diciembre de 2009

La sublime puerta Jesús Sánchez Adalid


Novela histórica situada en 1560 y 1565, durante el reinado de Felipe II y Solimán. Continuación de la anterior del mismo autor, El Cautivo, y con el mismo protagonista, Luis María Monroy. Este Luis María es hecho esclavo en el sitio de la isla de Gelves, a partir de ahí inicia un recorrido geográfico y vital que le lleva de Trípoli a Costantinopla y de allí a sur de Italia, donde los cristianos luchan contra los turcos para proteger Malta del ataque de los turcos.

La suerte, su intuición y sus dotes musicales no sólo le salvan de una vida de perros, sino que le dan la oportunidad de servir al rey cristiano desde una situación privilegiada. En fin, historias de ida y vuelta, de viajes y una buena dosis de buena suerte llevan a un final feliz.

El título, desde luego, no es el mejor reclamo, además de no ser acertado, pero, para gustos los colores. El género de novela histórica no está dentro de mis preferencias literarias, es más, si puedo lo evito. Pero para el club de lectura de Alcuéscar me pareció bien elegir un título de novela histórica en un afán de recorrer los distintos tipos de nnovelas que están de moda hoy. Es un género del gusto del público, se venda sólo por el hecho de ser novela histórica, si además la firma un autor con varios títulos a sus espaldas, es un éxito seguro.

La reconstrucción de un momento histórico necesita una documentación exhaustiva, una imaginación excelente para recrear los personajes y los diálogos, los de los principales y los de los secundarios, para que sea creíble. En esta novela el soporte histórico general está bien argumentado, desconozco los detalles para poder valorarlo, de todas formas, dentro de la ficción la novela está bien narrada y es coherente, aunque haya aspectos que tengo que matizar.

Primero, hay cierto maniqueismo. Los turcos son los malos, además de estúpidos, porque tienen montada una red de espionaje delante de sus propias narices y, además, se dejan manejarpor cristianos conversos al islam. Creo que el ascenso de Luis María hasta alcanzar los secretos del Gran Turco es demasiado fácil.

Segundo. Sus habilidades musicales están poco justificadas en la narración para que salven a un esclavo de un tormento seguro. En Estambul aprende poemas sufies para ganarse a su amo, pero los que aparecen en el libro son muy pobres. Echo en falta una profundización en el tema, que es muy amplio y apasionante, más para un religioso como el autor, aunque parece que la poesía no es su fuerte.

Tercero. El estilo está dentro de los cánones del género. Esto es, una adjetivación excesiva en las descripciones, simpleza a la hora de la narración y unos diálogos medidos, pero, en ocasiones, chirrían. Es verdad que el género no es muy dado a los alardes retóricos y a las tramas complicadas. Más bien son narraciones lineales, con protagonistas redondos y, generalmente, héroes secundarios de la historia, pero principales en la novela. Aunque no hay un solo tipo de estas novelas. Sin embargo, no creo que esta se salga del canon de la novela histórica.

Estas tres breves notas no son sino una opinión personal que no quiere ser más que eso.