miércoles, 22 de junio de 2011

SOLAR Ian McEwan


Un físico galardonado con el premio nobel es el protagonista de la novela Solar de McEwan. Su trabajo científico versa sobre la investigación para aprovechar la luz solar como fuente de energía limpia y mucho más potente que la fósil. Será, como él dice, el negocio más lucrativo de las próximas décadas. Mientras tanto, en su vida personal opta por cambio continuo de pareja, porque no puede resistirse a los encantos de las mujeres que se cruzan en su vida o como una opción de vida no comprometida, en ningún momento leemos la causa de esa renovación constante del matrimonio y noviazgo. NO parece querer nada serio con ninguna, aunque se casa con cinco, e incluso, la última, a sus 62 años, le impone un matrimonio que no llega a celebrarse.
La novela es una defensa de la conservación del medio ambiente, una llamada para la supervivencia del planeta. Beard, el protagonista, físico, mujeriego y bebedor, lleva hasta extremos su ambición de dinero y notoriedad. Según el Diario de Mallorca se escribió, al menos en parte, en la isla de Mallorca. Parece que el sol mediterráneo le inspiró o le sirvió de marco para el relato. Lo cierto es que el protagonista es Michael Beard, un físico que recibió hace años el Premio Nobel por un descubrimiento que en los medios científicos se conoce como la combinación Beard-Einstein, pero que luego dirigió sus investigaciones para su beneficio económico. El principio de la novela sitúa a Beard en su quinto matrimonio, pero en un momento en que su mujer ha descubierto sus adulterios y le contesta con una aventura con un un albañil y otra con uno de los colaboradores del físico. El enredo amoroso casi deriva en una novela policiaca, pero no cae en la tentación. El excelente uso de la ironía convierte la novela en algo más complejo que una novela negra o en una novela de investigación científica. Los tintes de humor se dejan ver en episodios tan rocambolescos como la congelación de su pene en el Ártico y la muerte de Aldus.

En mi opinión, la novela crece según van pasando las páginas. Si bien el ritmo es correcto. "El McEwan de Solar es ingenioso, lúcido, irónico, divertido sin perder un ápice de profundidad, moralista sin caer en moralinas, y con una capacidad envidiable para conducir siempre al lector al terreno que le resulte más favorable. No es pequeño mérito, además, construir una novela de algo más de 350 páginas sobre un personaje tan mezquino y con frecuencia tan detestable como su protagonista, el físico teórico Michael Beard, a quien el narrador describe en la primera página como “uno de esos hombres vagamente anodinos, a menudo calvos, bajos, gordos, inteligentes, que inexplicablemente atraían a determinadas mujeres hermosas”, y un par de líneas más adelante como “un hombre de mentalidad estrecha, anhedónico, monotemático, afligido” (p. 13)." Dice el comentario del blog La bitácora del tigre y lo cito porque suscribo cada una de sus palabras.

El personaje es detestable, su elección ante la muerte de su colaborador no permite titubeos. A partir de ahí, si había algún lector que no había percibido a un ser tan rastrero, descubre un personaje absolutamente inmoral. Cabe plantearse si la trama es o no acorde al personaje, pero da la impresión de que McEwan elige esta dicotomía, personaje-trama, bajo parámetros literarios, para presentar un tema relativamente poco literario como es la investigación fotovoltaica. El personaje es muy literario, muy humano por sus imperfecciones, algo canalla y casi se espera un juicio sumatorio al final, que no aparece porque el escritor deja eso para los lectores en un alarde de osadía que me parece estupendo. El episodio del oso que le ataca en el Ártico es el primero del que logra sobrevivir por los pelos, y eso será la tónica de su vida, jugando en el límite de lo irónico, lo verosímil y lo moralmente admitido.

Al tema principal, el aprovechamiento de la energía solar, se añaden otros secundarios, como las bajas pasiones de la ciencia, reflejadas en las venganzas y ajuste de cuentas, cierto malestar con el momento político internacional, Blair y Bush no salen bien parados, mejor Obama, el modo de vida americano. Puede criticarse este exceso o dispersión, en algún momento retarda la acción la explicación científica, sin que yo pueda valorar la necesidad de la misma o la documentación que la sustenta, no es un problema para mí, pero ha agradecido algunas aclaraciones.

McEwan escribe una novela interesante, lúcida y desenvuelta. Vuelve a tejer en un paño árido una comedia espléndida, contribuyendo a plantear temas científicos para reflexión general, para todos aquellos que no tenemos una idea bien asentada de las controversias actuales tan manidas en los periódicos. Yo creo que es una novela diferente y eso en estos días se agradece, que te saquen de tu mundo y que te abran nuevos caminos.

Muy recomendable.

La bitácora del tigre

The guardian

El País

1 comentario:

María dijo...

lo más interesante es la descripción despiadada del mundo científico, las relaciones con los grupos inversores, el servilismo tras las subvenciones, las envidias, la falta de escrupulos para apoderarse del trabajo de los becarios, la ausencia de moral que impera. Beard es un mísero premio Nobel de Física, pero McEwan ha caricaturizado tanto a su protagonista que le ha hecho perder eficacia. A la novela le sobran páginas y la segunda parte decepciona. No es la mejor del autor.