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En mi opinión, la novela crece según van pasando las páginas. Si bien el ritmo es correcto. "El McEwan de Solar es ingenioso, lúcido, irónico, divertido sin perder un ápice de profundidad, moralista sin caer en moralinas, y con una capacidad envidiable para conducir siempre al lector al terreno que le resulte más favorable. No es pequeño mérito, además, construir una novela de algo más de 350 páginas sobre un personaje tan mezquino y con frecuencia tan detestable como su protagonista, el físico teórico Michael Beard, a quien el narrador describe en la primera página como “uno de esos hombres vagamente anodinos, a menudo calvos, bajos, gordos, inteligentes, que inexplicablemente atraían a determinadas mujeres hermosas”, y un par de líneas más adelante como “un hombre de mentalidad estrecha, anhedónico, monotemático, afligido” (p. 13)." Dice el comentario del blog La bitácora del tigre y lo cito porque suscribo cada una de sus palabras.
El personaje es detestable, su elección ante la muerte de su colaborador no permite titubeos. A partir de ahí, si había algún lector que no había percibido a un ser tan rastrero, descubre un personaje absolutamente inmoral. Cabe plantearse si la trama es o no acorde al personaje, pero da la impresión de que McEwan elige esta dicotomía, personaje-trama, bajo parámetros literarios, para presentar un tema relativamente poco literario como es la investigación fotovoltaica. El personaje es muy literario, muy humano por sus imperfecciones, algo canalla y casi se espera un juicio sumatorio al final, que no aparece porque el escritor deja eso para los lectores en un alarde de osadía que me parece estupendo. El episodio del oso que le ataca en el Ártico es el primero del que logra sobrevivir por los pelos, y eso será la tónica de su vida, jugando en el límite de lo irónico, lo verosímil y lo moralmente admitido.
Al tema principal, el aprovechamiento de la energía solar, se añaden otros secundarios, como las bajas pasiones de la ciencia, reflejadas en las venganzas y ajuste de cuentas, cierto malestar con el momento político internacional, Blair y Bush no salen bien parados, mejor Obama, el modo de vida americano. Puede criticarse este exceso o dispersión, en algún momento retarda la acción la explicación científica, sin que yo pueda valorar la necesidad de la misma o la documentación que la sustenta, no es un problema para mí, pero ha agradecido algunas aclaraciones.
McEwan escribe una novela interesante, lúcida y desenvuelta. Vuelve a tejer en un paño árido una comedia espléndida, contribuyendo a plantear temas científicos para reflexión general, para todos aquellos que no tenemos una idea bien asentada de las controversias actuales tan manidas en los periódicos. Yo creo que es una novela diferente y eso en estos días se agradece, que te saquen de tu mundo y que te abran nuevos caminos.
Muy recomendable.
1 comentario:
lo más interesante es la descripción despiadada del mundo científico, las relaciones con los grupos inversores, el servilismo tras las subvenciones, las envidias, la falta de escrupulos para apoderarse del trabajo de los becarios, la ausencia de moral que impera. Beard es un mísero premio Nobel de Física, pero McEwan ha caricaturizado tanto a su protagonista que le ha hecho perder eficacia. A la novela le sobran páginas y la segunda parte decepciona. No es la mejor del autor.
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